INTRODUCCIÓN
Desde muy temprana edad nos enseñan a analizar los
problemas, a fragmentar el mundo.
Al parecer esto facilita las tareas complejas, pero sin
saberlo pagamos un precio enorme.
Ya no vemos las consecuencias de nuestros actos; perdemos
nuestra sensación intrínseca
de conexión con una totalidad más vasta. Cuando tratamos
de ver la “imagen general”
tratamos de ensamblar nuevamente los fragmentos, enumerar
y organizar todas las piezas.
Las herramientas e ideas presentadas están destinadas a
destruir la ilusión de que el
mundo está compuesto por fuerzas separadas y
desconectadas. Cuando abandonamos esta
ilusión podemos construir “organizaciones inteligentes”,
organizaciones donde la gente
expande continuamente su aptitud para crear los
resultados que desea, donde se cultivan
nuevos y expansivos patrones de pensamiento, donde la
aspiración colectiva queda en
libertad, y donde la gente continuamente aprende en
conjunto.
“La capacidad de aprender con mayor rapidez que los
competidores quizás sea la única
ventaja competitiva sostenible”. Al crecer la
interconexión en el mundo y la complejidad y el
dinamismo en los negocios, el trabajo se vincula cada vez
más con el aprendizaje. Ya no
basta con tener una persona que aprenda para la
organización, llámese Ford, Sloan o
Watson. Ya no es posible “otear el panorama” y ordenar a
los demás que sigan las órdenes
del “gran estratega”. Las organizaciones que cobran
relevancia en el futuro serán las que
descubran como aprovechar el entusiasmo y la capacidad de
aprendizaje de la gente en
todos los niveles de la organización.
Quizás la razón de mas peso para construir organizaciones
inteligentes es que solo ahora
comenzamos a comprender las aptitudes que dichas
organizaciones deben poseer. Durante
largo tiempo, los esfuerzos para construir organizaciones
inteligentes fueron como avances
a tientas, hasta que se llegaron a conocer las aptitudes,
conocimientos y caminos para el
desarrollo de tales organizaciones. Lo que distinguirá
fundamentalmente las organizaciones
inteligentes de las tradicionales y autoritarias
“organizaciones de control” serán el dominio
de ciertas disciplinas básicas. Por eso son vitales las
“disciplinas de la organización
inteligente”.
LAS DISCIPLINAS CENTRALES
DOMINIO PERSONAL
Las organizaciones sólo aprenden a través de individuos
que aprenden. El aprendizaje
individual no garantiza el aprendizaje organizacional,
pero no hay aprendizaje
organizacional sin aprendizaje individual
Kuzuo Inamori, fundador y presidente Kyocera (líder
mundial en tecnologías de cerámicas
utilizadas en componentes electrónicos) declara: “En
cualquier organización la fuerza activa
es la gente. Y la gente tiene su propia voluntad, su
propio parecer y su propio modo de
pensar. Si los empleados no están motivados para alcanzar
metas de crecimiento y
desarrollo tecnológico... no habrá crecimiento, mayor
productividad ni desarrollo
tecnológico”. Inamori cree que explotar el potencial de
la gente requerirá de una nueva
comprensión de la “mente subconsciente”, la “fuerza de
voluntad” y la “acción del
corazón... el sincero deseo de servir al mundo”. Inamori
argumenta que los directivos
deben redefinir su tarea. Deben abandonar el “viejo dogma
de planificar, organizar y
controlar” para comprender “el carácter casi sagrado de
su responsabilidad por la vida de
tantas personas”. La tarea fundamental de los directivos
consiste en “brindar las
condiciones que capaciten a la gente para llevar vidas
enriquecedoras”.
“Dominio personal” es la expresión que Senge usa para la
disciplina del crecimiento y el
aprendizaje personal. La gente con alto nivel de dominio
personal expande continuamente
su aptitud para crear los resultados que busca en la
vida. De su búsqueda de aprendizaje
continuo surge el espíritu de la organización
inteligente. laquintadisciplina.doc - Página 2 de 15 - 19-11-11
El dominio personal trasciende la competencia y las
habilidades, aunque se basa en ellas.
Trasciende la apertura espiritual, aunque requiere
crecimiento espiritual. Significa abordar
la vida como una tarea creativa, vivirla desde una
perspectiva creativa y no meramente
reactiva.
Cuando el dominio personal se transforma en disciplina -
una actividad que integramos a
nuestra vida - encarna dos movimientos subyacentes. El
primero consiste en clarificar
continuamente que es importante para nosotros. A menudo
pasamos tanto tiempo
afrontando problemas en nuestra senda que olvidamos por
qué seguimos en esa senda. El
resultado es una visión borrosa e imprecisa de lo que
realmente nos importa. El segundo
consiste en aprender continuamente a ver con mayor claridad
la realidad actual. Al moverse
hacia un destino deseado, es vital saber donde estamos
ahora parados. La yuxtaposición
entre visión (lo que deseamos) y una clara imagen de la
realidad actual (donde estamos en
relación con dónde deseamos estar) genera lo que
denominamos la “tensión creativa”: una
fuerza para unir ambos puntos, causada por la tendencia
natural de la tensión a buscar
resolución. La esencia del dominio personal consiste en
aprender a generar y sostener la
tensión creativa en nuestras vidas.
En este contexto “aprendizaje” no significa adquirir más
información, sino expandir la
aptitud para producir los resultados que deseamos. Se
trata de aprendizaje generativo. Y
las organizaciones inteligentes no son posibles a menos
que en todos los niveles haya
personas dispuestas a practicar esa forma de aprendizaje.
Las gentes con alto dominio personal comparten varias
características. Tiene un sentido
especial del propósito que subyace a sus visiones y
metas. Para esas personas una visión es
una vocación y no sólo una buena idea. Ven la realidad
actual como un aliado, no como un
enemigo. Han aprendido a percibir las fuerzas del cambio
y a trabajar con ellas en vez de
resistirlas. Son profundamente inquisitivas y desean ver
la realidad con creciente precisión.
Se sienten conectadas con otras personas y con la vida
misma. Sin embargo no sacrifican
su singularidad. Se sienten parte de un proceso creativo
más amplio, en el cual pueden
influir sin controlarlo unilateralmente.
Viven en una contínua modalidad de aprendizaje. Son muy
conscientes de su ignorancia, su
incompetencia y sus zonas de crecimiento y sienten una
profunda confianza en sí mismos.
Las personas con alto nivel de dominio personal son más
comprometidas, poseen mayor
iniciativa, tienen un sentido más amplio y profundo de la
responsabilidad en el trabajo y
aprenden con mayor rapidez
En el tipo de organización que procuramos construir, el
pleno desarrollo de las personas
está en el mismo plano que el éxito financiero.
Algunos temen que el dominio personal amenace el orden
establecido de una compañía
bien administrada. Es un temor valido. Otorgar poder a la
gente dentro de una organización
no alineada puede ser contraproducente. Si la gente no
comparte una visión común ni
“modelos mentales” comunes acerca de la realidad de los
negocios, el poder que reciba
sólo aumentará el estrés organizacional y las
dificultades para mantener la coherencia y el
rumbo. Por eso la disciplina del dominio personal se debe
ver siempre como una más
dentro del conjunto de disciplinas de una organización
inteligente. El compromiso
empresarial con el dominio personal es ingenuo y necio si
los líderes de la organización
carecen de capacidad para construir una visión y modelos
mentales compartidos que sirvan
de guía a quienes toman decisiones locales.
La Disciplina del Dominio Personal
El desarrollo del dominio personal comienza por abordarlo
como una disciplina, una serie de
practicas y principios que se deben aplicar para ser
útiles.
Visión personal: Una visión real no se puede comprender
al margen de la idea de
propósito. Con propósito nos referimos a por qué un
individuo cree que está vivo. Como
premisa fundamental la idea tiene una gran potencia.
Entre otras cosas, implica que la laquintadisciplina.doc - Página 3 de 15 -
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dicha puede ser un resultado de vivir en coherencia con
nuestro propósito. Algunas
organizaciones expresan este mismo principio con la
expresión de “interés genuino”.
Pero visón no es lo mismo que propósito. Propósito es
similar a dirección, a un
encabezamiento general. La visión es un destino
específico, la imagen de un futuro
deseado.
El propósito es abstracto. La visión es concreta. Podemos
decir que nada existe hasta
que existe una visión. Pero también podemos decir que una
visión sin propósito es sólo
una buena idea.
Cuando la visión se alcanza (o no), nuestro sentido de
propósito nos guía más allá, nos
impone una nueva visión. Por eso el dominio personal debe
ser una disciplina. Es un
proceso de focalizarse continuamente, una y otra vez, en
lo que una desea de veras, en
nuestras visiones.
Sostener la tensión creativa: Con frecuencia la gente
siente gran dificultad para
hablar de sus visiones, aunque las visiones sean nítidas.
¿Por qué?. Porque tenemos la
dolorosa conciencia de la brecha que existe entre nuestra
visión y la realidad. “Me
gustaría fundar mi propia compañía pero no tengo capital”.
Estas brechas pueden crear
la impresión de que una visón es fantasiosa o antojadiza.
Pueden desalentarnos o angustiarnos. Pero la brecha entre
visión y realidad es también
una fuente de energía. Si no hubiera brecha, no habría
necesidad de acción para
moverse hacia la visión. La brecha es fuente de energía
creativa. Llamamos a esta
brecha tensión creativa. Hay dos modos de resolverla:
impulsar la realidad hacia la
visión o impulsar la visión hacia la realidad. Lo que
ocurra dependerá de nuestra
adhesión a la visión.
La tensión creativa a menudo induce sentimientos o
emociones asociados con la
angustia, desaliento, desesperanza o preocupación. Esto
ocurre con tanta frecuencia
que es fácil confundir estas emociones con la tensión
creativa. Es importante advertir
que las emociones “negativas” no constituyen la tensión
creativa en sí misma, sino lo
que denominaremos la tensión emocional.
Conflicto estructura: Muchos abrigamos un par de
creencias contradictorias que
limitan nuestra capacidad para crear lo que de veras
deseamos. La más común de esas
creencias es nuestra impotencia, nuestra incapacidad para
concretar las cosas que nos
interesan. La otra creencia se centra en nuestra
indignidad: no merecemos lo que
realmente deseamos.
Es usual usar una metáfora para describir como las
creencias contradictorias
subyacentes funcionan como sistema, oponiéndose al logro
de nuestras metas.
Imaginemos que hay una banda elástica, la cual simboliza
la tensión creativa, tirando
en la dirección deseada. Pero imaginemos también una
segunda banda anclada en la
creencia de la impotencia o indignidad. Cuando la primera
banda trata de arrastrarlo
hacia la meta, la segunda trata de arrastrarlo hacia la
creencia subyacente de que Ud.
no puede alcanzar esa meta. A esto se denomina conflicto
estructural.
Se han identificado tres “estrategias” genéricas para
afrontar las fuerzas del conflicto
estructural, y cada una de ellas tiene sus limitaciones.
Una de ellas es consentir el
desgaste de nuestra visión. La segunda es la
“manipulación del conflicto” por la cual
tratamos de acicatearnos para ir en pos de lo que
deseamos, creando un conflicto
artificial, como el de concentrar la atención en eludir
lo que no deseamos.
Lamentablemente la mayoría de los conflictos sociales
operan a través de la
manipulación de conflictos o “visión negativa”,
concentrándose en lo que no deseamos,
en vez de crear lo que deseamos. La tercera es la fuerza
de voluntad, donde
simplemente nos “energizamos” para superar toda forma de
resistencia al logro de
nuestras metas
Compromiso con la verdad: Esto no significa la búsqueda
de la verdad, la palabra
final ni la causa última: El compromiso con la verdad
significa empeño en extirpar las
maneras en que nos limitamos o nos engañamos,
impidiéndonos ver lo existente, y
para desafiar continuamente nuestras teorías acerca de
por qué las cosas son como
son. Ello significa ampliar continuamente nuestra
percepción. También significa ampliar
continuamente nuestra comprensión de las estructuras que
subyacen a los hechos
Cuanto más nos comprometemos con la verdad, más tensión
creativa se produce
porque la realidad actual se vé cada vez más como lo que
es. La vida siempre presenta
la opción de ver la verdad, por ciegos y prejuiciosos que
seamos. Y si tenemos el coraje
de responder a esa opción, tenemos el poder para
cambiarnos profundamente.
Usando el subconsciente: Uno de los aspectos más
fascinantes de las personas con
alto nivel de dominio personales su aptitud para realizar
tareas extraordinariamente
complejas con gracia y facilidad.
En la práctica del dominio personal está implícita otra
dimensión de la mente, el
subconsciente. A través del subconsciente, todos nosotros
afrontamos la complejidad.
Todos hemos dominado un vasto repertorio de tareas
“adiestrando” el subconsciente. Una
vez aprendidas, resultan tan automáticas, que ni siquiera
notamos que las estamos
realizando. La gente con altos niveles de dominio
personal tiene maneras de dirigir su
concentración. Se concentran en el resultado deseado, no
en el “proceso” ni en el medio
que consideran necesario para obtener ese resultado.
Concentrarse en el resultado deseado intrínseco es una
habilidad. Para la mayoría de
nosotros no resulta fácil al principio, y se requiere
tiempo y paciencia para desarrollarla. La
mayoría en cuanto pensamos en una meta personal
importante, pensamos casi
inmediatamente en todas las razones por la que será
difícil alcanzarlas, lo desafíos que
afrontaremos, y los obstáculos que deberemos superar.
Aunque esto es útil para elaborar
estrategias diversas para alcanzar nuestros fines,
también es indicio de falta de disciplina si
los pensamientos sobre el proceso para alcanzar nuestra
visión se agolpan obnubilando
nuestra concentración en los resultados buscados. Debemos
tratar de aprender a separar lo
que deseamos de aquello que creemos necesitar para alcanzarlo.
La verdadera eficacia para trabajar con el subconsciente
estriba en saber que es lo más
importante para nosotros. Lo que más importa al
desarrollar la comunicación subconsciente
característica de los maestros es el interés genuino en
un resultado deseado, la sensación
profunda de que es la meta “correcta” a la cual
aspiramos.
Integración de razón e intuición
La intuición ha recibido creciente aceptación en el mundo
de los negocios, al cabo de varias
décadas de indiferencia oficial. Muchos estudios
demuestran que los gerentes y líderes
experimentados se valen muchísimo de la intuición, que no
resuelven problemas complejos
de modo totalmente racional. Siguen corazonadas,
reconocen patrones y establecen
analogías y paralelismos intuitivos con situaciones
aparentemente dispares.
Las personas con altos niveles de dominio personal no se
proponen integrar la razón con la
intuición. Lo consiguen naturalmente, como subpoducto de
su pasión por utilizar todos los
recursos que disponen. El pensamiento sistémico quizás
tenga una clave para integra la
razón y la intuición. La intuición elude la cárcel del
pensamiento lineal, con su exclusivo
énfasis en causas y efectos próximos en el tiempo y el
espacio. El resultado es que la
mayoría de nuestras intuiciones no tiene “sentido”, es
decir, no se pueden explicar según la
lógica lineal.
El conflicto entre intuición y pensamiento lineal y
asistémico ha inducido a creer que la
racionalidad se opone a la intuición. Se demuestra que
esta perspectiva es falsa si
analizamos la sinergía de razón e intuición que
caracterizan a todos los grandes
pensadores. Einstein dijo: “nunca descubrí nada con mi
mente racional”. Una vez contó¡
que había descubierto el principio de la relatividad imaginando
que viajaba en un haz de laquintadisciplina.doc - Página 5 de 15 - 19-11-11
luz. No obstante podía tomar intuiciones brillantes y
convertirlas en proposiciones sucintas y
posibles de verificación racional. A medida que los
directivos dominan el pensamiento
sistémico como lenguaje alternativo descubren que muchas
de sus intuiciones son
explicables. Eventualmente, la reintegración de razón e
intuición puede ser uno de los
principales aportes del pensamiento sistémico.
MODELOS MENTALES
Los modelos mentales son las imágenes, supuestos e
historias que llevamos en la mente
acerca de nosotros, los demás, las instituciones y todos
los aspectos del mundo. Como un
cristal que distorsionara sutilmente nuestra visión, los
modelos mentales determinan lo que
vemos. Los seres humanos no pueden recorrer los complejos
entornos de nuestro mundo
sin "mapas mentales" cognoscitivos, y todos
estos mapas, por definición, adolecen de
limitaciones.
Las diferencias entre modelos mentales explican por qué
dos personas pueden observar el
mismo acontecimiento y describirlo de maneras distintas:
prestan atención a distintos
detalles. Los modelos mentales también modelan nuestros
actos. Por ejemplo, si creemos
que las personas son dignas de confianza, hablamos con
más libertad que si creyéramos
que las personas no son de fiar.
Pero como los modelos mentales suelen ser tácitos, y
existen debajo del nivel de la
conciencia, rara vez son sometidos a verificación y
examen. En general son invisibles para
nosotros, hasta que les echemos un vistazo. La tarea
central de esta disciplina es llevar los
modelos mentales a la superficie, explorarlos y hablar de
ellos sin defensa para que veamos
el cristal, notemos cómo influye en nuestra vida y
encontremos maneras de modificarlo
mediante la creación de nuevos modelos mentales que nos
sirvan mejor en el mundo
Los expertos son muy proclives a tener problemas con los
modelos mentales. Entre los
educadores, existe la difundida creencia de que los
"padres no saben mucho sobre las
necesidades de sus hijos". En consecuencia, muchos
bien intencionados proyectos de
reforma escolar topan con la resistencia de los padres.
El modelo mental de los
profesionales de la salud, según el cual los
"hospitales son depositarios de conocimiento
científico para curar a los enfermos", ha impedido
que muchos hospitales funcionen como
centros comunitarios de salud. En las compañías
manufactureras, el arraigado modelo
mental de que la mala calidad se debe a la pereza o el
sabotaje de los operarios" persiste
aun entre gerentes que abrazan los principios de la
gestión de calidad. Al trabajar con
pensamiento sistémico, muchos conceptos entran en
conflicto con nuestros modelos
mentales; si no suspendemos el juicio para verificar nuestras
actitudes, reaccionaremos
diciendo que eso es interesante pero en el fondo carece
de importancia.
Todos los directivos saben que muchas ideas brillantes no
se llevan a la práctica: más
específicamente, los nuevos conceptos no se llevan a la
práctica porque chocan con
profundas imágenes internas acerca del funcionamiento del
mundo, imágenes que nos
limitan a modos familiares de pensar y actuar. La
disciplina de los modelos mentales trata
justamente del afloramiento, verificación y perfeccionamiento
de nuestras imágenes
internas acerca del funcionamiento del mundo.
Por definición todos los modelos son simplificaciones. El
problema surge cuando los
modelos mentales son tácitos, cuando existen por debajo
del nivel de conciencia. La inercia
de los modelos mentales profundamente arraigados puede
sofocar aún los mejores
conceptos sistémicos.
Los elementos de esta disciplina son:
La planificación como aprendizaje y los directorios
internos: administrando
los modelos mentales en una organización: se debe llegar
a la conclusión de que
menos importante producir planes perfectos que usar la
planificación para acelerar el
aprendizaje. Los directorios internos están compuestos
por dos a cuatro directivos
máximos que asesoran a directivos locales: su función
principal consiste en asesorar y 11
aconsejar, no en controlar a los directivos locales. El
directorio interno estimula la
habilidad para articular nuestros pensamientos acerca de
temas complejos, para
asimilar diversas perspectivas y para ser enérgico y
abierto a la vez. Los modelos
mentales deben conducir a decisiones autónomas para
funcionar mejor porque éstas
redundan en convicciones más profundas y una
implementación más profunda. Es
importante señalar que la meta no es el acuerdo: pueden
existir muchos modelos
mentales al mismo tiempo, algunos pueden estar en
desacuerdo, es preciso
examinarlos y verificarlos todos frente a situaciones que
surgen.
Reflexión e indagación: los modelos mentales en niveles
personales e
interpersonales: las aptitudes para el aprendizaje se
dividen en dos, las aptitudes
para la reflexión y las aptitudes para la indagación. Las
primeras se relacionan con
desacelerar nuestros procesos de pensamiento para cobrar
mayor conciencia de cómo
formamos nuestros modelos mentales y cómo éstos influyen
sobre nuestros actos. Las
segundas conciernen a nuestro modo de operar en
interacciones directas con los
demás, sobre todo cuando abordamos temas complejos y
conflictivos. Las aptitudes de
reflexión comienzan al reconocer los “brincos de
abstracción”: nuestra mente se mueve
literalmente a la velocidad del rayo, irónicamente esto,
a menudo, vuelve más lento
nuestro aprendizaje porque brincamos tan deprisa a las
generalizaciones que no
pensamos en verificarlas; pero mientras no seamos
conscientes de nuestros brincos de
abstracción, no seremos conscientes de la necesidad de
indagación. Una segunda
técnica de la ciencia de la acción, la “columna
izquierda” resulta útil para iniciar y
profundizar la disciplina, se usa para ver cómo operan
nuestros modelos mentales en
situaciones particulares, revela cómo manipulamos las
situaciones para no afrontar
nuestros verdaderos sentimientos y pensamientos, con lo
cual obstaculizamos la
corección de una situación contraproducente. Se trata de
escribir lo que se piensa pero
se calla en cada situación. El ejercicio de la columna
izquierda siempre revela supuestos
ocultos y muestran cómo influyen sobre la conducta. Una
vez que se ven con mayor
claridad los supuestos y ocultamientos habrá que
articular las opiniones propias y las de
los demás, un proceso que se denomina “equilibrio entre
la indagación y la persuasión”
y se usa para promover el aprendizaje cooperativo. Cada
cual explicita su pensamiento
y lo somete al examen público. Cuando se combinan
indagación y persuasión, la meta
ya no es ganar la discusión, sino hallar la mejor
argumentación.
El concepto de los modelos mentales se remonta a la
antigüedad, pero el giro (por lo que
sabemos) fue acuñado por el psicólogo escocés Kenneth
Craik en la década de 1940. Desde
entonces lo han usado los psicólogos cognoscitivos (entre
ellos Philip Johnson-Laird de la
Universidad de Princeton), los científicos del
conocimiento (entre ellos Marvin Minsky y
Seymour Papert del MIT) y poco a poco los ejecutivos. El
término alude tanto a los "mapas"
tácitos y más o menos permanentes del mundo que la gente
tiene en su memoria duradera
como a las percepciones efímeras que la gente elabora
como parte de sus razonamientos
cotidianos. Según algunos teóricos del conocimiento, los
cambios en los modelos mentales
cotidianos, que se acumulan con el tiempo, se reflejan
gradualmente en cambios en
creencias duraderas y arraigadas.
Reflexión e indagación
Nuestras técnicas favoritas para aprender estas aptitudes
(indagación y reflexión) surgieron
de la "ciencia de la acción", un campo
desarrollado por los teóricos y educadores Chris
Argyris y Donald Schón, el cual intenta explorar los
razonamientos y actitudes que
subyacen a la acción humana, y mejorar el aprendizaje en
las organizaciones y otros
sistemas sociales. El valor de estas aptitudes se vuelve
más evidente en su ausencia. Los
individuos que no se han disciplinado en pensamiento
reflexivo tienen dificultades para oír
lo que dicen los demás, y oyen lo que esperan que digan
los demás.
¿Y qué hay de la gente que ha aprendido a reflexionar, a
hablar más franqueza, y a
explicitar sus premisas? Como cabe esperar, entablan
conversaciones mis penetrantes,
donde las charlas sobre estrategia siempre tienen en
cuenta sus modelos mentales: por
ejemplo adónde va el mundo, qué desean los clientes, que
hace la competencia, cómo
evoluciona el mercado, qué tecnologías existirán. Más aun
sus conversaciones suelen ser 11
más abiertas y humorísticas. El trabajo con modelos
mentales se convierte así en un
antídoto natural para juegos de poder. La gente encuentra
maneras de diluir las actitud
defensivas al no tomarse tan en serio.
Qué esperar del trabajo con modelos mentales (Charloitte
Roberts)
Esta disciplina ofrece grandes oportunidades para el
cambio. Aunque al principio algunos la
consideran un mero ejercicio intelectual, con poca
relevancia para el "mundo real", quizás
sea la más práctica de las cinco disciplinas. Como lo
atestiguan los equipos que incorporan
esta actividad, afina la capacidad para enfrentar tiempos
de cambio.
Lamentablemente, es el lugar más dificultoso para
comenzar la construcción de una
organización inteligente. Se requiere mucha perseverancia
para dominar esta disciplina,
quizás porque muy pocos hemos aprendido a incorporar la
indagación y la reflexión a
nuestros pensamientos, emociones y conducta cotidiana.
Cuando comenzamos a practicar
estas aptitudes, llevamos a la superficie algunas de
nuestras respuestas inconscientes y
autocríticas. Vemos, quizás por primera vez, lo que hemos
hecho de nosotros y los demás
mediante un pensamiento automático o incompleto. Aun
después de vislumbrar nuestros
modelos mentales, no es tan sencillo aprender a actuar de
otra manera.
Práctica conjunta a través del tiempo
El mejor modo de adquirir estas nuevas aptitudes consiste
en tratar de llegar al fondo de
los modelos mentales que han creado problemas
empresariales crónicos. Celebre reuniones
regulares con el mismo equipo, durante varios meses. Es
aconsejable que una persona
capacitada en esa disciplina asista al equipo en las
primeras sesiones.
Dispóngase a enfrentar emociones fuertes
Hay gente que acepta diversos puntos de vista
intelectualmente pero puede tener
problemas con las emocionas que provoca este trabajo.
Cuando quedan expuestas las
premisas en que se basan los modelos, se notan sus
defectos y limitaciones. Ahora la gente
sabrá por qué hacemos cosas "estúpidas",
"irritantes" o "burocráticas". Puede ser doloroso
descubrir (lamentablemente, al mismo tiempo que los
demás) que nuestros actos (o los de
nuestro equipo u organización) se basan en datos erróneos
o supuestos limitados. En el
momento del descubrimiento, las emociones afloran a la
superficie: furia, bochorno,
incertidumbre, renuencia a hablar de un tema hasta
entonces "indiscutible", confusión
sobre los procedimientos, temor a las represalias.
Como la mayoría de los equipos de gestión tienen poca
experiencia para abordar emociones
tan virulentas, las emociones se descontrolan la
consternación y la incertidumbre se
convierten en oposición y sensación de traición, en vez
de indagación y aprendizaje. Peor
aún, se cambia de tema y se niega la existencia de estas
emociones, lo cual paraliza al
grupo hasta que es posible retomar el tema y
comprenderlo. Es aconsejable apartar tiempo
para el diálogo o la discusión experta sobre las
emociones que han aflorado.
Utilice la frustración como acicate para nuevas
indagaciones
El trabajo con modelos mentales es siempre dificultoso
aunque se trate de problemas
empresariales. A veces los equipos comprenden que su
capacidad para la comunicación aún
no está a la altura de la tarea. A veces los miembros
necesitan tiempo para reflexionar, o
tiempo para sentirse cómodos. El equipo necesita
estrategias para ajustar su ritmo, para
saber cuándo debe hacer una pausa, cuándo debe reanudar,
y cómo superar los atascos.
Se debe crear una atmósfera donde las frustraciones se
puedan someter a una indagación.
Si el grupo carece de conocimientos para tener un modelo
mental adecuado (de su
clientela, por ejemplo), puede valerse de preguntas para
explorar esa carencia:
¿Qué sabemos sobre nuestros clientes?
¿Qué cosa intuimos como cierta, aunque no podamos
respaldarla con datos?
¿Qué cosa ignoramos? ¿Cuáles son nuestras preguntas y
conjeturas?
¿Qué cosa es imposible de conocer?
¿Qué experimentos limitados podemos diseñar para
verificar nuestro modelo actual de
la clientela?
Cuidado con el
entusiasmo y la acción desenfrenada
Cuando el equipo rompa con las limitaciones que se ha
fijado a si mismo, y entienda que al
fin "ve" la verdad sobre sus integrantes, su
trabajo o sus clientes, sentirá la tentación de
actuar de inmediato: "¡A nuestros clientes no les
importa el precio, sólo la entrega
inmediata!" Sólo han construido otro modelo mental
que, de no verificarse, causará nuevas
trabas. Quizás se apresuren a diseñar sistemas de entrega
rápidos, cuando los clientes se
preocupaban por las roturas y un mejor envase. Es
oportuno hacer una pausa para
reflexionar sobre la estrategia. Elabore pequeños
experimentos para verificar el nuevo
modelo antes de convertirlo en parte estándar de la
infraestructura de la organización.
Creando nuevos modelos mentales
Los modelos mentales pueden ser generativos: uno puede
proponerse crear una aptitud
que no posee. Los científicos que crearon el programa
espacial tuvieron que imaginar
futuros posibles en los que nadie había pensado.
Imaginaron cambios en transporte,
creación de hábitats, investigación y uso de energía, y
en cierta forma los alentaron.
Para que la generación de nuevos modelos mentales surta
efectos duraderos, es preciso
combinar la imaginación con la acción. Pregúntese:
"Si tuviéramos un modelo mejor de
nuestra clientela, ¿cómo nos comportaríamos?" Luego
ensaye esa conducta, y con el
tiempo compruebe si la nueva visión del mundo se aproxima
más a la realidad.
VISIÓN COMPARTIDA
Un interés común
Tal vez el lector recuerde la película Espartaco, una
adaptación de la historia de un
gladiador y esclavo romano que condujo un ejercito de
esclavos en la rebelión del 71 a.C.
Los esclavos derrotaron dos veces a las legiones romanas,
pero al fin fueron vencidos por el
general Marco Craso tras un prolongado sitio y una
batalla. En la película, Craso dice a los
mil sobrevivientes del ejercito de Espartaco:
"Habéis sido esclavos. Sereís esclavos de
nuevo. Pero la misericordia de las legiones romanas os
evitará la justa pena de la
crucifixión. Sólo debéis entregarme al esclavo Espartaco,
pues no le conocemos de vista".
Al cabo de una larga pausa, Espartaco (Kirk Douglas) se
levanta y dice: "Yo soy Espartaco".
El hombre que está al lado se levanta y dice: "Yo
soy Espartaco". El siguiente hombre
también se levanta y dice: "No, yo soy
Espartaco". Al cabo de un minuto, todo el ejército
está en pie.
No importa si la historia es apócrifa o no; demuestra una
verdad profunda. Cada hombre, al
ponerse en pie, escogió la muerte. Pero el ejército de
Espartaco no profesaba lealtad al
hombre Espartaco, sino a la visión compartida que
Espartaco había inspirado: la idea de
que podían ser hombres libres. Esta visión era tan
compulsiva que ningún hombre podía
abandonarla para regresar a la esclavitud.
Una visión compartida no es una idea. Ni siquiera es una
idea tan importante como la
libertad. Es una fuerza en el corazón de la gente, una
fuerza de impresionante poder.
Puede estar inspirada por una idea, pero si es tan
convincente como para lograr el respaldo
de más de una persona cesa de ser una abstracción. Es
palpable. La gente comienza a
verla como si existiera. Pocas fuerzas humanas son tan
poderosas como una visión
compartida.
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En el nivel más simple, una visión compartida es la
respuesta a la pregunta: "¿Qué
deseamos crear?" Así como las visiones personales
son imágenes que la gente lleva en la
cabeza y el corazón, las visiones compartidas son
imágenes que lleva la gente de una
organización. Crean una sensación de vinculo común que
impregna la organización y brinda
coherencia a actividades dispares.
La visión compartida es vital para la organización
inteligente porque brinda concentración y
energías para el aprendizaje. Aunque el aprendizaje
adaptativo es posible sin una visión, el
aprendizaje generativo acontece sólo cuando la gente se
afana en lograr algo que le
concierne profundamente. La idea de aprendizaje
generativo -" expandir la capacidad para
crear"- resulta abstracta y superficial a menos que
la gente se entusiasme con una visión
que quiere alcanzar de veras.
Tal vez lo más difícil de lograr es el compromiso, porque
parece que en general aquello que
pasa por compromiso, es acatamiento, siguen el impulso de
la visión, hacen lo que se
espera de ellos, respaldan la visión hasta cierto punto.
Las gentes alistadas o
comprometidas quieren de veras la visión, los que acatan
sólo aceptan la visión.
En las organizaciones tradicional, el único sentido que
conocen la mayoría de los miembros
es comunicado desde arriba, desde una jerarquía tácita de
sentido enraizada en la
estructura de autoridad.
Si la gente pudiera expresar sus opiniones cuando recibe
esos "sentidos desde arriba",
quizás diría: "Nuestros directivos han fijado la
visión y la estrategia de nuestra organización.
Mi tarea está definida dentro de esa estrategia. Me han
dicho que me interese en esta
tarea, pero ésa no es mi visión. "Haré lo que
pueda". La gente puede aceptar pasivamente
este "sentido", o sentir resentimiento, pero no
se siente comprometida. Pero cuando los
miembros de todo nivel han tenido la oportunidad de
considerar activamente qué visión y
propósito tienen sentido para ellos, todo cambia.
Las nuevas infraestructuras que permiten la elaboración
de visiones compartidas encaran la
organización como un conjunto de unidades superpuestas
que se centran en un sentido
compartido. Juanita Brown, pionera en la aplicación de
principios de desarrollo comunitario
a las organizaciones, señala que si comenzáramos a ver
las organizaciones como
comunidades, los dirigentes tratarían a los integrantes
como voluntarios que han cedido su
tiempo a la empresa. Comprenderíamos que el
"segmento" que une a la gente no es "lo
que obtiene" de la organización sino lo que puede
aportar a la comunidad. Los directivos no
asumirían una autoridad formal por encima de los miembros
de la organización, sino que se
considerarían servidores de la comunidad y su visión más
amplia. Comprenderíamos que los
voluntarios no pertenecen sólo a la organización, sino a
múltiples comunidades que se
superponen en su interior. Cada trabajo de equipo, cada
subcultura profesional y cada
entidad geográfica serian alentadas a forjar su propio
sentido compartido y su aportación a
la totalidad. Se entendería que ese sentido no se puede
imponer a ninguna de estas
entidades, pues ellas deben crearlo desde dentro.
Visión compartida: un vehículo para elaborar un sentido
compartido
Una estrategia fructífera para elaborar una visión
compartida se construye en torno de
varios preceptos claves:
• Toda organización tiene un destino, un propósito
profundo que expresa la razón de ser de
la empresa. Quizás nunca conozcamos del todo ese
propósito, así como un individuo nunca
descubre plenamente su propósito en la vida. Pero la
intención de estar alerta a ese
propósito emergente permite renunciar a la orientación
reactiva y adoptar una orientación
creativa.
• Las claves para comprender el propósito más profundo de
una organización a menudo se
encuentran en las aspiraciones de su fundador, y en los
motivos por los cuales nació una
industria.
• No todas las visiones son iguales. Las visiones que
explotan un sentido profundo del
propósito y expresan metas específicas que representan la
concreción del mismo poseen un
poder singular para generar aspiración y compromiso. Para
ser auténticamente
compartidas, dichas visiones deben surgir de la reflexión
de muchas personas sobre el
propósito de la organización
Aunque esta disciplina se llama "elaboración de una
visión compartida", esta expresión es
sólo una cómoda etiqueta. Una visión es sólo componente
de las aspiraciones rectoras de
una organización. El núcleo de estos principios rectores
es el sentido de visión y destino
compartidos, incluyendo todos estos componentes:
Visión: una imagen del futuro que deseamos
Una visión es una imagen del futuro que deseamos crear,
descripta en tiempo presente,
como si sucediera ahora. Una "proclama de
visión" muestra adónde queremos ir y cómo
seremos cuando lleguemos allí.
Por ser tangible e inmediata, una visión infunde forma y
rumbo al futuro de la organización
y ayuda a la gente a fijar metas que sirvan de impulso.
Valores: Cómo esperamos viajar adonde deseamos ir
En este contexto los valores describen el modo en que nos
proponemos operar día a día,
mientas perseguimos nuestra visión. Como señala Bill
O'Brien, la Alemania hitleriana se
basaba en visiones compartidas muy claras, pero sus
valores eran monstruosos.
Cuando los valores se elaboran pero se ignoran, se
cancela una parte fundamental de la
visión compartida. En cambio, cuando los valores
constituyen una parte central del proyecto
de visión compartida, y se exponen a la vista de todos,
se convierten en el mascarón de
proa de un barco: un símbolo que guía la conducta que
ayudará a la gente a desplazarse
hacia esa visión. Es más fácil hablar con franqueza,
revelar información, cuando la gente
sabe que estos valores son compartidos.
Propósito o misión: qué se propone la organización
Llámese misión o propósito, representa la razón
fundamental para la existencia de la
organización. ¿Con qué intención nos hemos reunido?
APRENDIZAJE EN EQUIPO
"Por designio y por talento - escribe el Jugador
Bill Russell acerca de su equipo de
baloncesto, los Boston Celtics-, éramos un equipo de
especialistas, y como cualquier equipo
de especialistas, nuestro desempeño dependía tanto de la
excelencia individual como del
buen trapajo conjunto. Ninguno de nosotros tenia que
esforzarse para comprender que
debíamos complementar las especialidades de los demás;
era un hecho, y todos
procurábamos una combinación más efectiva
Los Celtics de Russell (ganadores de once campeonatos
mundiales en trece años)
demuestran un fenómeno que hemos denominado "alineamiento",
cuando un grupo de
personas funciona como una totalidad. En la mayoría de
los equipos, la energía de cada
miembro se encauza en diversas direcciones.
Hay un propósito común, una visión compartida que permite
complementar los esfuerzos.
Los individuos no sacrifican sus intereses personales a
la visión del equipo, sino que la
visión compartida se transforma en una prolongación de
sus visiones personales. El
alineamiento es la condición necesaria para que la
potencia del individuo infunda potencia
al equipo. Cuando hay poco alineamiento, la potencia del
individuo agrava el caos y dificulta
el manejo del equipo:
El aprendizaje en equipo es el proceso de alinearse y
desarrollar la capacidad de un equipo
para crear los resultados que sus miembros realmente
desean. Se construye sobre la
disciplina de desarrollar una visión compartida. También
se construye sobre el dominio
personal, pues los equipos talentosos están constituidos
por individuos talentosos. Pero la
visión compartida y el talento no son suficientes, deben
saber trabajar juntos.
Nunca hubo tanta necesidad de dominar el aprendizaje en
equipo en las organizaciones.
Trátese de equipos administrativos, equipos de desarrollo
de productos o fuerzas de tareas
múltiples, los equipos - "personas que se necesitan
mutuamente para actuar", en palabras
de Arie de Geus, ex coordinador de Planificación de Grupo
en Royal Dutch/ Shell - se está
transformando en la unidad clave de aprendizaje en las
organizaciones. El aprendizaje
individual, en cierto nivel, es irrelevante para el
aprendizaje organizacional. Los individuos
aprenden todo el tiempo y sin embargo no hay aprendizaje
organizacional. Pero si los
equipos aprenden, se transforman; en un microcosmos para
aprender a través de la
organización. Los nuevos conceptos se llevan a la
práctica. Las nuevas aptitudes se pueden
comunicar a otros individuos y otros equipos (aunque no
hay garantía de que se
propaguen). Los logros del equipo pueden fijar el tono y
establecer una pauta para
aprender conjuntamente para la organización.
Dentro de las organizaciones, el aprendizaje en equipo
tiene tres dimensiones criticas.
Primero, esta la necesidad de pensar agudamente sobre
problemas complejos. Los equipos
deben aprender a explotar el potencial de muchas mentes
para ser más inteligentes que
una mente sola. Aunque esto es fácil de decir, en las
organizaciones actúan poderosas
fuerzas que vuelven la inteligencia del equipo inferior y
no superior a la inteligencia de cada
uno de sus individuos. Muchas de estas fuerzas pueden
estar bajo el control de los
miembros del equipo.
Segundo, está la necesidad de una acción innovadora y
coordinada. Las organizaciones
desarrollan un "ímpetu operativo" donde cada
miembro permanece consciente de los
demás miembros y actúa de maneras que complementan los
actos de los demás.
Tercero, está el papel de los miembros del equipo en
otros equipos. Por ejemplo, la
mayoría de los actos de los equipos directivos se llevan
a cabo a través de otros equipos.
Así, un equipo que aprende alienta continuamente a otros
equipos que aprenden al inculcar
las prácticas y destrezas del aprendizaje en equipo.
La disciplina del aprendizaje en equipo implica dominar
las prácticas del dialogo y la
discusión, las dos maneras en que conversan los equipos.
En el diálogo, existe la
exploración libre y creativa de asuntos complejos y
sutiles, donde se "escucha" a los demás
y se suspenden las perspectivas propias. En cambio, en la
discusión se presentan y
defienden diferentes perspectivas y se busca la mejor
perspectiva para respaldar las
decisiones que se deben tomar. El dialogo y la discusión
son potencialmente
complementarios, pero la mayoría de los equipos carecen
de aptitud para distinguir entre
ambos y moverse conscientemente entre ambos.
Hay res condiciones básicas para el diálogo:
"Suspender los supuestos", significa
sostenerlos, deben estar constantemente accesibles
para el cuestionamiento y la observación. La suspensión
debe ser colectiva.
"Verse como colegas", así se reconoce el
riesgo mutuo y se establece cierta seguridad para
afrontar el riesgo. No implica que haya que concordar,
por el contrario, el poder de esa
actitud opera cuando hay diferencias de opinión.
"Un árbitro que conserve el contexto del
diálogo", para no empujar el diálogo a una
discusión. Debe guardar un equilibrio entre su pericia y
su actitud servicial pero sin adoptar
un papel de experto que quitaría énfasis a las ideas y la
responsabilidad de los miembros de
equipo.
El aprendizaje en equipo también implica aprender a
afrontar creativamente las poderosas
fuerzas que se oponen al dialogo y la discusión
productivas. Entre ellas destacan lo que
Chris Argyris denornina "rutinas defensivas",
modos habituales de interactuar que nos
protegen de la amenaza , pero también nos impiden
aprender. Por ejemplo, enfrentados
con el conflicto, los miembros del equipo a menudo
"liman" las deferencias o "discursean"
en una lucha desenfrenada, lo que mi colega Bill Isaacs
llama "guerras de abstracción". Aun
así, las mismas rutinas defensivas que frustran el
aprendizaje encierran también un gran
potencial para alentar el aprendizaje, si aprendemos a
liberar la energía que contienen. Las
aptitudes de indagación y reflexión comienzan por liberar
esta energía, que luego se
pueden localizar en el dialogo y la discusión.
Por último, la disciplina del aprendizaje en equipo, como
cualquier otra disciplina, requiere
practica. Pero esto es precisamente lo que falta en los
equipos de las organizaciones
modernas. El proceso por el cual aprenden los equipos
consiste en un vaivén continuo entre
la practica y el desempeño.
PENSAMIENTO SISTÉMICO
En su nivel más amplio, el pensamiento sistémico abarca
una amplia y heterogénea
variedad de métodos, herramientas y principios, todos
orientados a examinar la
interrelación de fuerzas que forman parte de un proceso
común. Este campo incluye la
cibernética, la teoría del caos y una docena de técnicas
prácticas para graficación de
procesos. Estos diversos enfoques comparten una idea
rectora: la conducta de todos los
sistemas sigue ciertos principios comunes, cuya
naturaleza estamos descubriendo y
analizando.
Pero hay una forma del pensamiento sistémico que se ha
vuelto sumamente valiosa como
idioma para describir el logro de un cambio fructífero en
las organizaciones.
Esta forma, llamada "dinámica de sistemas", fue
desarrollada por Jay Forrester y sus
colegas en el MIT (Massachusetts Institute of Technology)
en los últimos cuarenta años.
Los métodos y herramientas que se utilizan son: eslabones
y ciclos, arquetipos, modulación
stock-and-fow; que tienen raíces en la dinámica de
sistemas, que permite comprender que
procesos complejos de realimentación pueden generar
conductas problemáticas dentro de
las organizaciones y los sistemas humanos de gran escala.
Un idioma Universal
Aunque muchos consideran que el pensamiento sistémico es
una magnifica herramienta
para resolver problemas, consideramos que es más potente
como lenguaje, pues expande
nuestro modo de abordar los problemas complejos. Las
construcciones sujeto-verbo-objeto,
de la mayoría de los idiomas occidentales (donde A causa
B) tornan difícil hablar de
circunstancias donde A causa B mientras B causa A ambos
se relacionan continuamente con
C y D. Las herramientas del pensamiento sistémico -
diagramas de ciclo causal, arquetipos
y modelos informáticos- nos permiten hablar con mayor
soltura de las interrelaciones pues
se basan en el concepto teórico de los procesos de realimentación.
La estructura por la cual
los elementos de un sistema se "alimentan" con
una influencia e información reciprocas
puede generar crecimiento, producir decadencia o moverse
naturalmente hacia un estado
de equilibrio.
Soportes para el pensamiento sistémico
En los últimos años ha surgido una nueva comprensión del
proceso del cambio empresarial.
No es de arriba abajo ni de abajo arriba, sino que es
participativo en todos los niveles y se
configura según la comprensión común de un sistema. Ello
es posible porque los arquetipos y
otras herramientas sistémicas han puesto el idioma de la
dinámica de sistemas en las manos de
los equipos y en las paredes de las salas de reunión,
donde pueden alentar el aprendizaje en
todos los niveles de la organización.
La gente también está explorando el pensamiento sistémico
en laboratorios de aprendizaje
que se adecuan a su propia situación y necesidades.
Sistema
Un sistema es una totalidad percibida cuyos elementos se
"aglomeran porque se afectan
recíprocamente a lo largo del tiempo y operan un
propósito común. La palabra deriva del
verbo griego sunistánai, que originalmente significaba
"causar una unión".
En los sistemas los acontecimientos están distanciados en
tiempo y espacio pero todos
están conectados dentro del mismo patrón. Cada cual
influye sobre el resto y la influencia
está habitualmente oculta.
Estructura Sistémica
Algunos piensan que la "estructura" de una
organización es el organigrama. Otros piensan
que "estructura" alude al diseño del flujo de
trabajo y los procesos empresariales.
Pero en el pensamiento sistémico la
"estructura" es la configuración de interrelaciones entre
los componentes claves del sistema. Ello puede incluir la
jerarquía y el flujo de los procesos,
pero también incluye actitudes y percepciones, la calidad
de los productos, los modos en
que se toman las decisiones, y cientos de factores más.
La palabra estructura deriva del latín struere,
"construir". Pero las estructuras de los
sistemas no se construyen necesariamente a sabiendas. Se
construyen a partir de opciones
que la gente realiza consciente o inconscientemente a lo
largo del tiempo.
La estructura por la cual los elementos de un sistema se
"alimentan" con una influencia e
información reciprocas puede generar crecimiento,
producir decadencia o moverse
naturalmente hacia un estado de equilibrio.
Soportes para el pensamiento sistémico
En los últimos años ha surgido una nueva comprensión del
proceso del cambio empresarial.
No es de arriba abajo ni de abajo arriba, sino que es
participativo en todos los niveles y se
configura según la comprensión común de un sistema. Ello
es posible porque los arquetipos
y otras herramientas sistémicas han puesto el idioma de
la dinámica de sistemas en las
manos de los equipos y en las paredes de las salas de
reunión, donde pueden alentar el
aprendizaje en todos los niveles de la organización. La
gente también está explorando el
pensamiento sistémico en laboratorios de aprendizaje que
se adecuan a su propia situación
y necesidades.
¿Qué esperar del pensamiento Sistémico?
Como la dinámica de sistemas ilustra las
interdependencias del sistema actual, nunca existe
una sola respuesta correcta para una pregunta. En cambio,
la disciplina revela que existe
una gran variedad de actos posibles, algunos de los
cuales conducen a cambios profundos y
otros a cambios superficiales. Además de los resultados
deseados, estos actos producen,
casi inevitablemente, algunas consecuencias no deseadas
en otro sector del sistema. El arte
del pensamiento sistémico consiste, entre otras cosas, en
evaluar las consecuencias del
acto que escogemos. Sobre todo teniendo en cuenta que los
efectos de estas acciones no
se verán inmediatamente pues tienen un retardo en el
tiempo de respuesta y se pueden
visualizar en distintos espacios interrelacionados.
LAS LEYES DEL PENSAMIENTO SISTÉMICO:
1. Los problemas de hoy derivan de las soluciones de ayer
Las soluciones que simplemente desplazan los problemas a
otra parte de un sistema a menudo
pasan inadvertidas porque quienes resolvieron el primer
problema no son lo mismos que
quienes heredan el nuevo.
2. Cuanto más se presiona, más presiona el sistema
El enfoque sistémico tiene un nombre para este fenómeno
“realimentación compensadora”,
esto sucede cuando las intervenciones bien intencionadas
provocan respuestas del sistema que
compensan los frutos de la intervención. Cuanto más
esfuerzo realizamos para mejorar las
cosas, más esfuerzo se requiere.
3. La conducta mejora antes de empeorar:
Con frecuencia, cuando un proyecto sistémico pone de
relieve las estructuras subyacentes, los
miembros del grupo tienen momentos de desesperación. Jay
Forroster ha dicho que la
dinámica de sistemas es la "nueva ciencia de la
zozobra", porque señala las limitaciones y
flaquezas del pasado y enfatiza que el pensamiento de hoy
será la fuente de los problemas de
mañana. Pero en realidad las cosas están mejorando. La
gente nota que los problemas que
antes eran "indiscutibles" afloran a la
superficie.
Comprende que sus actitudes tradicionales han producido
sus problemas actuales, pues si hay
una mejora o incluso el problema se soluciona, pasan un
par de años y el problema regresa
pero seguramente habrá otro sujeto para solucionarlo.
Su nueva conciencia refuerza la esperanza de lograr el
cambio.
4. el camino fácil lleva al mismo lugar:
Cuídese de las soluciones fáciles y rápidas. La mayoría
de la gente prefiere intervenir en un
sistema en el nivel de las normas, la estructura física,
los procesos laborales, la circulación de
material e información, los sistemas de remuneraciones y
los mecanismos de control donde los
elementos son más visibles y se requiere menos destreza
para manipularlos. Pero el mayor
potencial para el cambio se encuentra en los elementos
intangibles, como las actitudes y
creencias de la gente. Ellos permiten comprender por qué
las normas, la estructura física y los
procesos laborales han cobrado su forma actual.
Las insistencias en soluciones conocidas mientras los
problemas persisten o se empeoran son
un buen indicador del pensamiento asistémico.
5. La cura puede ser peor que la enfermedad
A veces la solución fácil o familiar no sólo es ineficaz,
sino adictiva y peligrosa. La peor
consecuencia de la aplicación de soluciones asistémicas
es que esas soluciones se necesitan
cada vez más. El fenómeno de las mejoras de corto plazo
que conducen a una dependencia de
largo plazo es tan común que los pensadores sistémicos le
dieron un nombre “desplazamiento
de la carga”, esto debería fortalecer la aptitud del
sistema para sobrellevar sus propias cargas,
a veces es difícil pero otras es asombrosamente fácil.
6. Lo más rápido es lo más lento
En las organizaciones las tasa óptima es muy inferior al
crecimiento más rápido posible; cuando
el crecimiento se vuelve excesivo, el sistema procura
compensarlo aminorando la marcha y
quizás poniendo en jaque la supervivencia de la
organización.
7. La causa y el efecto no están próximas en el tiempo y
el espacio
Efectos son los síntomas obvios que indican la existencia
de problemas; causa es la interacción
del sistema subyacente, que es la más responsable por la
generación de los síntomas, y la cual,
una vez identificadas, podría conducir a modificaciones
que producirían mejoras duraderas. En
realidad la raíz de nuestras dificultades no se encuentra
en problemas recalcitrantes ni en
adversarios malignos, sino en nosotros mismos. Hay una
discrepancia entre la realidad y
nuestros modos predominantes de pensar esa realidad, el
primer paso para corregir esa
disparidad es abandonar la ideas de que causa y efecto
están próximos en el tiempo.
8. Los caminos pequeños pueden producir resultados
grandes, pero las zonas de mayor
apalancamiento a menudo son las menos obvias
El pensamiento sistémico enseña que los actos pequeños y
bien focalizados a veces producen
mejoras significativas y duraderas si se realizan en el
sitio apropiado y se denomina “principios
de la palanca”. El único problema es que las zonas de
alto apalancamiento no son evidentes
para la mayoría de los integrantes del sistema. No hay
reglas sencillas para efectuar cambios de
alto apalancamiento, pero hay modos de pensar que lo
facilitan. Un punto de partida consiste
en aprender a ver estructuras subyacentes en vez de
hechos. Otro punto de partida consiste en
pensar en procesos de cambio y no en instantáneas.
9. Se pueden alcanzar dos metas aparentemente
contradictorias
Muchos dilemas aparentes son producto de un pensamiento
estático. Se presentan como
opciones rígidas entre esto o lo otros porque pensamos en
lo que es posible en un punto fijo
del tiempo. Es posible que en algún momento haya que
elegir entre uno o lo otro, pero sólo
podremos aplicar la palanca si vemos que ambos pueden
mejorar a través de tiempo.
10. Dividir un elefante por la mitad no genera dos
elefantes pequeños
No se puede modificar el sistema (el
"elefante") dividiéndolo en partes, sino que todos deben
mirar juntos la totalidad. Los sistemas poseen
integridad; su carácter depende de la totalidad.
En consecuencia, no es posible practicar el pensamiento
sistémico en forma individual, no
porque la disciplina sea dificultosa, sino porque en un
sistema complejo los buenos resultados
necesitan la mayor cantidad posible de perspectivas.
Generalmente los gerentes ve con claridad, desde su área,
los problemas de la empresa; pero
ninguno entiende la interacción de las políticas de su
departamento con las de los otros.
Por su naturaleza, el pensamiento sistémico señala
interdependencias y la necesidad de
colaboración.
11. No hay culpa
Solemos culpar a las circunstancias externas de nuestros
problemas. El pensamiento sistémico
muestra que no hay nada externo; nosotros y la causa de
nuestros problemas formamos parte
de un solo sistema, la cura radica en la relación con
nuestro “enemigo”.
EN SÍNTESIS
Es vital que las cinco disciplinas se desarrollen como un
conjunto, por eso el pensamiento
sistémico es la quinta disciplina. Es la disciplina que
integra las demás disciplinas
fusionándolas en un cuerpo coherente de teoría y
práctica. Al enfatizar cada una de las
demás disciplinas, el pensamiento sistémico nos recuerda
continuamente que el todo puede
superar la suma de las partes.
La construcción de una visión compartida alienta un
compromiso a largo plazo. Los modelos
mentales enfatizan la apertura necesaria para desnudar
las limitaciones de nuestra manera
actual de ver el mundo. El aprendizaje en equipo
desarrolla las aptitudes de grupos de
personas para buscar una figura más amplia que trascienda
las perspectivas individuales. Y
el dominio personal alienta la motivación personal para
aprender cómo nuestros actos
afectan el mundo.
Una organización inteligente es un ámbito donde la gente
descubre continuamente cómo
crea su realidad y cómo puede modificarla.
BIBLIOGRAFÍA:
PETER SENGE; “La quinta disciplina”. Ed. Granika, Buenos
Aires, 1993
PETER SENGE; “La quinta disciplina en la práctica”.
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